domingo, 7 de abril de 2013

 
La Puerta de Alcalá es una de las cinco antiguas puertas reales que daban acceso a la ciudad de Madrid.

Se encuentra situada en el centro de la rotonda de la Plaza de la Independencia.

La puerta daba acceso a aquellos viajeros que entraban antiguamente desde Francia, Aragón o Cataluña, y que pasando por Alcalá de Henares, de ahí su nombre, llegaban a Madrid. En la actualidad es una puerta monumental que se encuentra ubicada junto a la Fuente de Cibeles y el Parque del Retiro.

Fue construida por mandato de Carlos III en sustitución de otra puerta anterior que ya existía desde el siglo XVI. El diseño y obra pertenece al arquitecto italiano Francesco Sabatini.  Compitieron con Sabatini otros proyectos de arquitectos españoles, como Ventura Rodríguez  y José de Hermosilla, siendo finalmente elegido personalmente por el Rey el diseño de Sabatini.

Se trata de una puerta de estilo neoclásico y aspecto monumental similar a los Arcos de Triunfos romanos, se construyó en el año 1778, dando su cara exterior a oriente. La puerta ha sido posteriormente restaurada en cinco ocasiones en más de dos siglos de existencia, siendo la última a finales del siglo XX. La originalidad de su fábrica consiste en ser el primer arco de triunfo construido en Europa tras la caída del Imperio romano siendo inspiración de otros como el Arco de Triunfo de Paris y la Puerta de Brandeburgo en Berlín.

La puerta ya desde su ubicación final fue adquiriendo desde finales del siglo XVIII relevancia en el pueblo madrileño, y a finales del siglo XIX era ya uno de sus iconos más característicos que aparece en numerosas ilustraciones de la ciudad. Al ser uno de los monumentos más representativos, tiene la singularidad de ser diferentes sus dos caras, más solemne la exterior que recibía a los visitantes y más sencilla la interior de la ciudad.

La Puerta de Alcalá desarrolla su arquitectura en tres cuerpos, los dos laterales a inferior altura que el central. Entre sus tres cuerpos se reparten cinco vanos en total: tres con arco de medio punto, con claves acabados en sus dovelas con mascarones con formas de cabezas de león (lado oeste o interior) y sátiros (lado este o exterior), y dos laterales con arcos adintelados decorados sobre ellos con sendos pares de tarjetones con relieves de cornucopias cruzadas (lado oeste o interior) y motivos florales en forma de guirnaldas (lado este o exterior). Estos vanos centrales ya disponían, a los pocos años de su construcción, de rejas que se cerraban al tráfico todos los días al atardecer. En la actualidad pueden observarse los bujes sobre los que se soportaba y giraba este enrejado. Los otros vanos exteriores están destinados al paso de peatones. En planta el cuerpo central sobresale del de los costados.

La fachada exterior, aquella que mira hacia el este, presenta diez columnas de granito de Segovia adosadas. Todas ellas lisas y sin estrías. En la interior, la que mira hacia la ciudad, se sustituyen las seis exteriores por pilastras y sólo dos pares junto al arco central siguen siendo columnas. Todas ellas se apoyan sobre un zócalo. Los capiteles son de estilo jónico y sobre ellos se apoya una cornisa. Son del mismo diseño que hizo Miguel Ángel para la fábrica del Capitolio en Roma. Se hicieron traer los modelos en la época para adaptarlos al diseño de la Puerta.